El poeta sevillano acaba de presentar Las cañadas oscuras

El poeta sevillano, ganador del II Premio Tino Barriuso de Poesía Joven 2020, ahonda y expone el proceso de creación de su nuevo poemario, Las cañadas oscuras. La obra, que pertenece a la colección Letra bastarda de Letraversal, deshace los mitos que abundan sobre Triana y sus habitantes, uno de los barrios históricos y referentes de la ciudad de Sevilla, dando lugar a un poemario entre lo histórico y lo imaginativo.

¿De dónde nace Las cañadas oscuras?

Su origen, como el propio libro, es bastante híbrido. Por un lado, siempre he estado interesado en los estudios urbanos. Llevaba un tiempo escribiendo poemas que tenían un conflicto con el paisaje, que de alguna manera se enfrentaban a él y a su contemplación. Fue al empezar a interesarme por la historia urbana de mi ciudad, Sevilla, cuando entendí que quizá la poesía podía ser un espacio de imaginación válido para pensar en momentos históricos y en circunstancias sociales del pasado que cuestionan nuestras formas de escribir, cantar y leer hoy. 

La especulación inmobiliaria y el desplazamiento de los vecinos de Triana, muchos de ellos gitanos y con unas tradiciones culturales concretas, me inspiraron enormemente en esta investigación poética. Luego, los propios poemas han hablado, y han ido conformando a lo largo de los tres últimos años un corpus de textos con los que he podido jugar. Han terminado componiendo una historia de ficción más o menos lineal, con unos personajes que han crecido entre los versos.

¿Cómo ha sido el proceso de investigación y documentación?

En primer lugar, he tenido que deshacer los mitos que abundan sobre Triana y sus habitantes. Muchos de esos mitos los había asumido acríticamente, y he tenido en muchos casos que rechazar poemas enteros por partir de una desinformación que podía ser dañina y negacionista de la memoria de aquellos a los que pensaba acercarme. He leído muchos libros académicos y he tenido que aprender a entender leyes franquistas, decretos, planes de ordenación urbana que asumen el racismo e informes de obras públicas. Me ha gustado especialmente la diversidad de materiales que he encontrado y que he intentado incorporar, conservando su materialidad, en el texto. No quería escribir un poemario histórico, sino una ficción, una metáfora urbana, por lo que el material ha sido una inspiración, pero no una regla. El libro es, finalmente, un poemario y nada más, y me tranquiliza que sea así.

¿Qué puentes conectan este poemario con el resto de tu obra?

El espacio vuelve a ser el protagonista, como lo era en Oración en el huerto, aunque aquí lo es de forma más evidente, por supuesto, y el erotismo gay se ha convertido, como apuntaba en el primer libro de forma más inconsciente, en una metodología estupenda para explicar el mundo, en algunos casos de forma más explícita que en el libro anterior. Hay menos miedo aquí, más libertad creativa, en la que sin duda han influido mi pasión creciente por el arte contemporáneo y las críticas que he ido escribiendo estos últimos años.

¿En quién te inspiraste y en quién te inspiras en la actualidad?

Los románticos ingleses —Wordsworth y Keats sobre todo— siguen siendo mi inspiración fundamental, junto con Auden, que en cierto sentido es el devenir lógico del proyecto poético inglés. Sin embargo, las muchas relecturas que les he dedicado hacen que mi manera de recogerlos en los poemas sea totalmente diferente. Si en Oración en el huerto había mucho de las Baladas líricas, en Las cañadas oscuras el peso lo toman el Preludio y el Auden de Elogio de la piedra caliza. Por otro lado, hay libros recientes que creo que son fundamentales para pensar una genealogía de este texto: República sorda, de Ilya Kaminsky;  Surge, de Jay Bernard y Memorial, de Alice Oswald. La influencia del flamenco desde finales del sXIX a principios del sXX es notable y el proyecto, ya hacia la mitad del sXX,  de Antonio Mairena, desde cierta distancia crítica, ha inspirado de forma evidente gran parte de la obra. Por otro lado, hay artistas de otras disciplinas que creo que han sido imprescindibles en la génesis de esta obra: Gordon Matta-Clark o Benjamin Britten estarían sin duda entre ellos.

¿Por qué Letraversal y cuál es tu visión de la editorial?

Creo que estamos viviendo un momento de transición en la poesía, que no afecta solo a la escritura sino también a sus formas de difusión y publicación. El proyecto de Letraversal me gusta especialmente porque creo que es la primera editorial en incorporar todas estas nuevas formas de hacer poesía: una relación muy cercana y nada jerárquica con lxs autorxs, un cariño especial en la lectura y en la edición y un compromiso firme y a largo plazo. Una editorial que es más bien una casa, vaya. 

¿Próximos proyectos?

Estoy escribiendo un ensayo muy breve, que tardará aún un poco en salir, para proponer un acercamiento especulativo a la relación entre ciudad y poesía, desde un lugar muy personal y nada académico en el que me siento muy cómodo. Por otro lado, me gusta mucho colaborar con músicos y estamos montando algo emocionante que ojalá vea la luz el año que viene. Y tengo una tesis que escribir…