Sobre su nueva obra Los prodigiosos gatos monteses de Letraversal.

El autor de Los prodigiosos gatos monteses define su nueva obra como un collage literario que reúne poemas, reflexiones, teatro y ensayo en una obra que se suma a la colección Letra Bastarda de Letraversal. En este post nos cuenta el trasfondo del libro, su origen y también cuáles son sus próximos proyectos.

¿Cómo definirías Los prodigiosos gatos monteses?

En realidad se trata de una crónica. Tiene poemas, pero también una obra de teatro, un cuento, varios guiones, reflexiones sobre la danza, un manifiesto… Es más bien un collage literario que intenta hablar sobre la sensación de encierro de un momento concreto, tanto en el confinamiento, como la regulación posterior de la vida durante la pandemia. 

¿Y cómo nace?

Ángelo me propuso escribir sobre la pandemia a raíz del poema que compartí en Poscultura durante el confinamiento y que, por cierto, se encuentra al final de Los prodigiosos gatos monteses con algunas modificaciones. Después nos dimos cuenta de que nadie quería leer sobre la pandemia y que, en realidad, debíamos ahondar en sensaciones más sugerentes dentro del paisaje pandémico. Quizá una de las que trato en mayor profundidad es la idea de encierro y del amor a pesar de estas rejas. Si las personas son capaces de amar, aún conviviendo con adicciones, con la pobreza o con un posible fin del mundo. El libro contiene uno de mis mayores miedos: la posibilidad de otras vidas, la existencia de un genio maligno que nos haga pensar que la vida es esto que estamos viviendo, que no existen modificaciones en ella, que no podemos optar a ser otra cosa. Si acaso ese genio existiera. Si hay otro lugar para nosotros, o si justo las incesantes posibilidades nos tientan a no materializar una vida concreta.

¿Por qué elegiste Letraversal?

Bueno, más bien Letraversal me eligió a mí. Es un verdadero honor compartir catálogo con Cristian, Paula, Juanpe, Juan, Paloma, Natalia, Abel y María, entre otros. El trabajo de edición y comunicación que hace Letraversal es excelente. Toda su plantilla es excelente. Hacen lo posible por que te sientas cuidado. Esto es algo relativamente extraño dentro del mundo editorial.

¿Este poemario está conectado con el resto de tu obra?

Supongo que sí. A mí me gusta pensar que escribo por encargo. Atiendo a determinadas necesidades que, o bien percibo, o bien se comportan como peticiones explícitas. Llevo cerca de cuatro años elaborando trabajo escénico/performativo y esto ha transformado mi escritura. Estoy cansado de aparecer en los sitios como poeta, primero porque la etiqueta de poeta tiene una serie de connotaciones y aires de importancia que detesto. Yo soy artista en un sentido amplio y también más ¿modesto? de la palabra. No me diferencio en absoluto de un ceramista, un mimbrero, un escenógrafo o un bailarín más allá del material con el que trabajo.

Segundo porque no escribo solo poesía, sino que necesito constantemente de las herramientas de la dramaturgia. Toda mi labor creadora de los últimos cuatro años es indisociable de la escena. Por eso, actualmente me interesan este tipo de libros que no pueden pertenecer a un género u a otro. La pregunta por el tema, qué se va a escribir, me la trae un poco al pairo. Lo mismo me da una novela sobre caimanes en Orleans que sobre mujeres victorianas del siglo XIX tomando el té en Guildford.  Me preocupa mucho más responder a cómo se va a escribir algo. Quizá porque ese cómo requiere de una multitud de elementos que rebasan el género literario como tal. Para nombrar un tema, de repente, necesitas manifiestos, partes antagónicas de los conflictos, cartas, testimonios, embustes, poemas, épica, neo-mitos, diálogos, historias…. Hay algo genuino y lindo en crear mundos dentro de la literatura.

¿Próximos proyectos?

Llevo varios años con una labor inacabada escénica y literaria que versa sobre la violencia sexual entre hombres del mismo sexo. Está siendo un trabajo muy costoso. Entiendo la escritura como un ejercicio de manipulación y para poder manipular algo, o alguien, primero hay que poder contenerlo tú con tus manos. El tema no puede contenerte a ti. No es una cuestión de cercanía o extrañamiento, no podemos extrañarnos de los sucesos que nos afectan. Esa exterioridad es una elaboración propia de las ficciones burguesas modernas, no creo que estemos en esas. Podemos posicionarnos ante las cuestiones que nos atraviesan. Podemos observar qué quiebran, qué transforman en nosotros, qué es lo que persiste de antes de la violencia. Alimentarlo de los distintos cauces, testimonios… las otras historias acerca de la violencia sexual para hacer con ellas verdadera literatura y no un mero ejercicio de autoayuda.